En la actualidad, las dinámicas familiares y laborales han cambiado notablemente. Aunque todavía existen dificultades para conciliar la vida laboral y personal, cada vez son menos las mujeres —y también hombres— que abandonan por completo sus carreras para dedicarse exclusivamente al cuidado de la familia.
Sin embargo, aún encontramos numerosos casos de personas que, en su momento, priorizaron la vida familiar frente al desarrollo profesional. Tras una ruptura matrimonial, estas situaciones han llevado a los tribunales a reconocer el derecho a percibir una cuantía mensual en concepto de pensión compensatoria, destinada a equilibrar la desventaja económica de quien quedó fuera del mercado laboral durante años.
¿Qué es la pensión compensatoria?
La pensión compensatoria es una prestación económica que uno de los cónyuges debe abonar al otro tras la separación o el divorcio, siempre que exista un desequilibrio económico que implique un empeoramiento respecto a la situación anterior al matrimonio. Su finalidad no es igualar patrimonios, sino evitar que una de las partes quede en una posición de clara desventaja.
Causas de extinción
En los últimos años, los Juzgados y Tribunales han establecido distintos supuestos en los que la pensión compensatoria puede extinguirse. Una de las causas más relevantes es la convivencia marital con una nueva pareja. Tradicionalmente, se entendía que la convivencia implicaba compartir el mismo domicilio. No obstante, la jurisprudencia ha ampliado este concepto.
El Tribunal Supremo, en su sentencia de 9 de febrero de 2012, señaló que no es necesario residir bajo el mismo techo de forma continuada para considerar que existe convivencia marital. Encuentros frecuentes, estancias prolongadas en el domicilio de uno de los miembros de la pareja y la aparición conjunta en público pueden ser elementos suficientes para justificar la extinción de la pensión.
La pensión compensatoria sigue siendo un mecanismo necesario en muchos casos para proteger a quienes han visto limitada su independencia económica a raíz del matrimonio. Sin embargo, la tendencia actual apunta hacia una interpretación más restrictiva de su mantenimiento en el tiempo, especialmente cuando existen indicios de una nueva vida en pareja.
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